Javier López-Palacios Fernández Belmonte

 «La artesanía no es solamente un producto comercial, es un bien patrimonial, y como tal debe ser considerado».

Javier Belmonte se inició siendo niño en el mundo del dibujo, copiando bocetos de sus bisabuelos los pintores Mariano Belmonte y Pilar Rovira Arrásate. Tuvo el gran privilegio de vivir, su infancia y juventud, rodeado de cuadros, grabados y libros, entre ellos una edición de 1911 que reunía imágenes de toda la obra de grabados de Goya, que aún conserva y que siempre han sido para él una referencia. Recuerda como con 14 años su padre le cedió una parte del piso de su consulta de médico para instalar su primer taller. Tras terminar el bachiller se trasladó a Madrid y en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de la capital realizó sus estudios artísticos. En 1971 establece su residencia en Francia, siendo asistente del pintor, escultor y grabador Gilbert Portanier, “su muy querido y gran maestro” como nos comenta Belmonte.

En 1982 fija su residencia en Tenerife y unos años más tarde, en 1995 junto a Chris Van Hove y Antonello Ravazzi fundan, en San Juan de la Rambla, la Biblioteca de Expresión Contemporánea Antonin Artaud, a la que sumaron al poco tiempo el taller de grabado y litografía sobre piedra, Arte Graphos.

La actividad artesanal de un Grabador Impresor va estrechamente ligada a las artes plásticas, ya que de hecho es uno de sus soportes de expresión. En nuestra cultura y antes de la invención de la fotografía el oficio de grabador impresor tuvo una repercusión social impresionante. Grabados y litografías permitieron transmitir imágenes y conocimiento, impresas en papeles de lino y algodón con tintas de negro de humo y aceite recocido de linaza, que a través de los siglos han perdurado y son parte del legado cultural.

En el Taller Arte Graphos, Belmonte ha venido realizando tres tipos de ediciones en grabado y litografía sobre piedra: “La edición de nuestra propia obra, la edición de la obra de otros artistas, sirviéndoles de apoyo técnico, y la edición de grabados de difusión cultural, como las ediciones de grabados rupestres”.

En el grabado, el proceso creativo siempre es anterior al proceso artesanal y técnico. “Hay que tener las ideas claras antes de empezar a dibujar, rallar e incidir en la plancha de cobre o de zinc, porque son procesos sin marcha atrás”. La técnica artesanal del grabado está pensada para que el dibujo realizado en la plancha esté preparado adecuadamente para recibir la tinta y transmitirla fielmente al papel.

Para Belmonte los materiales nobles son necesarios de forma indiscutible para el grabado. “Las planchas de zinc y de cobre, las tintas de pigmentos naturales y linaza, los papeles de algodón o lino, aunque tengan un elevado coste no pueden ser remplazados por otros materiales, porque es deber ineludible y responsabilidad del grabador impresor la durabilidad en el tiempo de un grabado, como aquellos que fueron impresos hace 400 años y aun hoy podemos contemplar”.

Ha recibido varios premios entre los que destacan en 1966, el Premio de Pintura Arte Joven en Madrid y en el 2000 el Premio Oscar Domínguez de Artes Plásticas. Además fue nombrado Miembro Vitalicio de la Bombay Art Society, en India. Cabe destacar también la gran cantidad de exposiciones de gran éxito que ha realizado de sus trabajos, a lo largo de su trayectoria.Ahora, con sesenta años ha venido a darse cuenta que lleva toda su vida en ello y “más que una decisión, ser artesano es una actitud y manera de vivir”.

Para Javier Belmonte, la artesanía es la transformación respetuosa de materiales procedentes de la naturaleza, para su utilización práctica o estética en nuestro cotidiano.

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